Aunque las palabras tenían su significado cotidiano,
en su boca sonaban más importantes.
Cómo ese primer te amo, y ese último adiós.
No me concentro hace años,
porque mi cabeza sigue calculando para dos.
Y soy una dividida en mil.
La intensidad que sostenía junto con su mirada,
podía levitarme,
Pero todo lo que sube,
eventualmente debe bajar.