sábado, 4 de diciembre de 2010

Discurso de colacion de 5to Humanidades y Ciencias Sociales

A veces las palabras sobran y no son necesarias decirlas; a veces ellas marcan un hito en la vida de una persona y a veces, tan solo a veces, uno necesita decirlas para que queden grabadas en la memoria del otro.
Nada termina hasta que termina, y hoy estamos finalizando una de las etapas más importantes de nuestra vida. Sabíamos muy bien desde un principio, que este día iba a llegar. El momento en el que cada uno escogiera individualmente un camino diferente al del otro para volver a empezar.
A partir de hoy, 5º “A” se separa. Algunos coincidiremos en el recorrido, otros no lo haremos jamás pero en todos quedará el recuerdo del tiempo vivido en el que nos divertimos y creamos un mundo único.
Dejando de lado por un instante el futuro, que está tan cerca, y volviendo al pasado, que está tan lejos, recordemos cada uno de los días que estuvimos juntos, cada mañana, sea con frío o con calor, juntos.
Porque en esos 278 días que vivimos oficialmente en quinto año compartimos todo: compartimos una vida, un mismo objetivo, compartimos llantos y sonrisas, retos y felicitaciones, fracasos y recompensas. Compartimos mucho en tan poco tiempo.
Esperamos y vivimos juntos Bariloche, un viaje soñado y anhelado por todos, no pudiendo olvidar cada una de esas experiencias compartidas, las anécdotas, las excursiones, no pudiendo olvidar cada minuto de aquel viaje mágico. Gracias a nuestros padres por darnos este recuerdo que perdurará por siempre.
Vivimos juntos, también, Quimilí, una experiencia que terminó de afianzarnos como grupo y de consolidarnos como personas. Un viaje que hizo que aprendiéramos a esforzarnos por un mismo objetivo, que nos abrió los ojos a la realidad y nos sacó de nuestra zona de comodidad. Quimilí fue y será un pedazo de nuestro corazón, inevitablemente. Fue enamorarnos de aquellos niños que nos dieron sus sonrisas y abrazos para alegrarnos el corazón. Fue ser felices con tan solo amor, concientizarnos de lo que teníamos y de cuan valioso era. Fue un viaje que nos hizo madurar en todos los aspectos posibles y es por eso que queremos agradecer a las profesoras Patricia Ávila, María Inés Pujol y a toda la comunidad, por darnos la oportunidad de poder realizar este viaje, por motivarnos todo el tiempo, incentivarnos a cambiar un poco la vida de estos niños, a cambiar la realidad.
También queremos agradecer al Padre Sergio junto con la vicedirectora María Fernanda Huergo, el personal administrativo y todos los empleados del colegio, que con paciencia nos supieron atender, contener y dar respuestas.
Asimismo, queremos agradecerles a todos los profesores que pasaron por nuestras vidas, esos segundos padres, que con mucho esfuerzo nos enseñaron; ustedes son héroes, que toleraron todos nuestros berrinches para vernos convertidos en hombres y mujeres de bien. Gracias, de corazón, porque si el maestro es humilde, todo es posible. Su vocación les permitió incentivarnos, educarnos y cultivarnos, pero principalmente convertirnos en personas honradas, respetuosas y responsables. Gracias por todos los retos, por los garrotazos de algarrobo, las lágrimas secadas con sábanas de dos plazas, los conceptos gordos, gordos, gordos, el ping-pong de preguntas y respuestas que habrá en diciembre, el no dejarnos quemar libros, ernestito y los interminables consejos para la facultad.
Además, queremos darles las gracias a nuestros padres, quienes estuvieron a nuestro lado incondicionalmente, enseñándonos como era la vida de a poco, intentando evitar nuestras caídas con advertencias, soportando nuestras locuras, sufriendo por cada materia en diciembre, alegrándose por nuestros logros, queriendo vernos felices sin darse cuenta de que nuestra felicidad reside en ser como ellos. Gracias es lo único que podemos decirles, porque nada es suficiente para poder retribuir todo lo que nos han dado. Supongo que esto es el amor padre-hijo, un amor que no conoce limites.
Gracias a los que estuvieron siempre y a los que aparecieron eventualmente, sino que este curso no estaba compuesto por solamente 25 personas, porque tuvimos un amigo con mayúscula que nunca nos abandonó, incluso cuando ya no vivía acá, volvía una y otra vez para hacernos recordar que él todavía se sentía parte y que de hecho lo era, así como también todos los que se cambiaron de colegio pero siguieron en contacto, porque siempre van a ser parte de este grupo, de ese 3ero Humanidades que se conoció los primeros días de un Marzo del 2008, de esos chicos que hoy, después de tres años crecieron a la vista de todos.
Amigos, hermanos: nadie sabe lo que pasará después, todo es incierto. Quizás soy un poco joven para dar consejos, quizás no sé mucho de la vida pero vivan, vivan en todo momento. Hagan que su voz se escuche, aún si es solo un susurro. No dejen que nadie los represente en la vida, tengan su propia voz, tengan su propia palabra. Construyan caminos de felicidad que conduzcan al éxito. Den sin esperar recibir. Amen, arriésguense a luchar por lo que creen. Todo gran campeón esta listo para una pelea más.
Este no es un fin, es un nuevo inicio. Esto no es un hasta nunca chicos, esto es un hasta siempre, acompañado de un hasta luego constante. Nunca vamos a irnos porque cada uno está grabado en el corazón del otro, porque los amigos son una familia cuyos individuos se eligen a voluntad, y uno difícilmente se aleja de su familia.
Por último, quiero personalmente agradecerles por conformar un curso tan maravilloso, porque a pesar de que no nos conocemos todos un 100% siempre estuvieron ahí, porque me dieron algo que no sabría describir, o quizás sí, con dos palabras: felicidad y amistad. Me enseñaron como ser mejor persona, qué actitudes cambiar y cuáles preservar. Por favor, no cambien nunca, sigan con esa luz que los identifica, esa pasión por lo que hacen. No se olviden de lo que fueron y miren felices a un futuro que está escribiéndose.
Gracias porque de a poco me dieron todo como yo les di todo. No son perfectos, pero son únicos y completamente irremplazables.
Mi querido quinto, lo logramos.

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