Me gustan las pequeñas arrugas que se le hacen en los ojos cuando sonríe, posee una belleza intolerable. Me gusta mirarlo y sonreír, sonreír y sentir que nada en el mundo puede ser mejor, que nada puede hacerme sentir mejor que él.
El aire está claro, la sala está cálida, su pecho responde a los constantes movimientos de sus respiración, su boca revela sus dientes blancos y perfectos, ¿cómo es posible que no se de cuenta de su belleza?. Tendió su mano para tomar mi cintura, y mientras su voz tararea distintas melodías, comenzamos a bailar sin música, en el medio del vacío, en el medio de la belleza en estado puro. Bailamos sin entender por que bailamos, o por qué nos amamos. Bailamos por el deseo de hacer el momento de eterno. Por el deseo de hacernos eternos.
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