A pesar del sueño, de la madrugada, de las malas costumbres con aires de vicio, estoy acá otra vez como siempre, otra vez desde que aprendí que tenía el poder de juntar un par de palabras y expresarme mil veces mejor que si lo dijera en voz alta y sin pensar.
Él es indescriptiblemente feliz, y yo no soy parte de su historia. Mí historia, en cambio, sigue siendo la misma: el chaos. Quizás esta en mí esencia complicarme las cosas, tener miedo, pensar demasiado la question.
Creía que los tiempos no eran propicios, ahora que lo son, creo que la persona nos es propicia y calculo que cuando todo sea propicio, yo ya no voy a querer aquel hecho en mi vida. Así es la histeria, se las presento.
Me convertí en un tupper con el paso de los tiempos, bastante hermética, bastante cerrada... demasiado mía, asquerosamente mía. Demasiada esclava del ‘que dirán’ como para abrir la boca sin pánico de no encajar, probablemente eso es culpa de la historia que me condicionó la personalidad. Parte la historia, parte él. Fifty, fifty.
Me convertí en un ser tan cerrado, que hasta veces lo soy conmigo misma, y no consigo saber, qué es lo que quiero: la question c'est voluez-vous.
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