Duerme en silencio, relajado a mí lado, casi desnudo, casi vestido. Eterno.
Lo miro y no puedo evitar besar sus brazos, su cuerpo. Es mío.
Lejos de sonar posesiva, y con certeras ganas de sonar enamorada, es mío.
Sé que a partir de hoy, no vamos a ser los mismos.
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