Todavía tengo su perfume en mi mano y me pregunto si es correcto, si esta bien. No me gusta, pero se siente perfecto estar cerca suyo. Cuidarlo. Quiero cuidarlo.
Algún guión, de alguna película dice que querer salvar a las personas se vuelve adictivo, y yo vengo ejerciendo esta profesión de mujer maravilla hace bastante ya.
Quiero salvar a alguien, porque ya no me puedo salvar yo.
Tengo una jaqueca constante que solo pasa cuando miro el mar que hay en sus ojos. Cuando acuesto mi cabeza en su hombro, huelo su perfume, toco su piel. Cuando tengo una dosis de su locura, se cura la mía.
¿Y porque no? Porque inhibí mi capacidad de sentir, de confiar y de querer. Sentir tu corazón roto no es experiencia que uno quiera vivir muchas veces, y no se puede evitar vaciar el corazón para llenar la cabeza de propósitos imbéciles que no dejan pensar.
No voy a caer, voy a tentar. Lo voy a cuidar, porque es lo único que sé que hago bien. Querer, quiero muy fuerte, muy demasiado, ahogo de amor.. y mis víctimas siempre mueren. Siempre.
Esta vez no, lo voy a cuidar de mi amor.
esta bien sentirse tan identificada con lo que escribes? no? pues bueno, me lo banco
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