Los otros días estaba enferma,
y le dije que no me besara, no me abrazara.
Tenía miedo del contagio.
Y ella, me abrazó y me besó igual,
porque tiene corazón de mamá.
Se contagió, y se enfermó.
Pero nunca jamás me culpó.
Porque tiene corazón de mamá.
Y yo la abracé, y la besé.
Lloré, por la culpa.
Pero ella nunca jamás se quejó.
Porque tiene corazón de mamá.
Y no quiero extrañarla,
mucho menos perderla.
Porque necesito,
ese corazón de mamá.
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