Con gran parte del mal humor que cargo ahora, y bastante frío en los deditos del pie, empiezo.
"Memorias de Ernesto" no es un texto sobre algún abuelo, chongo, pariente; son las memorias de mi yeso, que sí, se llama Ernesto en honor a la maravillosa obra de Oscar Wilde.
Sí, bizarro y hasta puede llegar a rozar los límites del patetismo, pero yo no puedo sobrevivir 30 días con éste yunque sin sacarle fruto de alguna forma. Asimismo, sabiendo que soy torpe, pueden darse a lugar anécdotas que no me gustaría olvidar.
Y como tiendo a olvidar, acá estoy.
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