Siempre buscando una razón para ser mejor, hoy, caminando por la ciudad, con sus luces, sus arboledas, el río, el viento, la esperanza, me hicieron entender. Vivo hablando de mí, y nunca es suficiente. Tengo historias que contar, tanta imaginación, muerte y vida encerradas acá adentro. Vivo rodeada de gente, y siempre me siento sola, incluso cuando estaba de novia.
Pensé que encontrar a alguien que te amara incondicionalmente era la clave para ahuyentar todo lo que no debía estar, todo lo que me atormentaba. No, no era así. Todo seguía ahí, yo no sentía y no podía hablar. ¿Por qué no puedo hablar?, me fundo en mis silencios y apago mis pupilas esperando que al encenderlas todo se haya ido.
Eso me gustaba de estar enferma cuando era chica, dormir y despertarme sana. De alguna forma transpolé sentimientos y sensaciones a mí vida sentimental, espiritual.
- ¿Y qué onda con quererte? - Me dijo alguna voz en los caminos de la vida.
¿Y cómo quererme? Me pregunto todos los días.
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