miércoles, 19 de octubre de 2016

Hace un par de meses atrás, cuando comenzó todo el movimiento de#NiUnaMenos, decidí llamarme al silencio. Decidí ésto porque necesitaba ideológicamente entender el movimiento, porque veía reflejado en las redes sociales las mismas preguntas que yo me hacía, esas preguntas que se volcaban bajo el gran "#NadieMenos". Mi problema radicaba en que veía la legitimidad en la crítica, pero también veía - no, mejor dicho, VIVÍA, la legitimidad del reclamo. Decidí llamarme al silencio porque no me gusta opinar sin saber - o quizás no me gusta no tener la razón, vaya uno a saber.
En estos meses entendí algo que llevo conmigo a cada discusión en la que me encuentro sobre éste tema: una lucha no deslegitima a la otra. Pero para llegar a luchar juntos, para bajar la escalera de la mano, primero tenemos que estar parados en el mismo escalón.
En estos meses entendí que una forma más de machismo radica en hacer sentir culpables a las mujeres por reclamar por sus derechos, reprocharnos calificándonos como egoístas, ventajistas, misándricas. Todo ésto porque nos rehusamos a aceptar una realidad, un día a día en el que debemos tolerar que dejen reducidas a otra bolsa más en un basural.
En estos meses entendí, que si vos no luchas por tus derechos, nadie va a luchar por vos. Estos son mis derechos, mi derecho a estar viva, a estar sana, a ser libre. Durante estos meses viví el discurso de tantas personas que creían que el feminismo era buscar ventaja sobre los hombres, viví el discurso de mucho hombre indignado que la mujer reclamara el porcentaje mínimo de representación en órganos políticos y organismos públicos, se indignan porque queremos que se refleje igualitariamente la composición de la sociedad en los órganos que deciden sobre nuestros derechos, sobre nuestros cuerpos. Mientras ví una Corte Suprema compuesta por 4 hombres y 1 mujer, pero no ví a ningún hombre quejándose por eso. No debe haber juristas buenas, quizás.
En estos meses entendí que va a haber más indignación por una pared pintada que pide justicia a que por una mujer que murió por heridas causadas por una violación; quizás si nos hubierámos encolarizado por igual hoy habría menos víctimas, pero nosotros tenemos la moral selectiva.
Entendí que hay gente que éste grito desesperado al canto de "por favor, no nos maten" lo van a catalogar como la "de moda". Lo van a disminuir porque estamos en tetas. Mientras, nosotras seguimos muriendo. Basta de silencio.