sábado, 22 de diciembre de 2012

Gold.

Preguntó mirándome fijo a los ojos, una de las dudas universales que solía sucumbirle la mente. Era un hombre atormentado, pero ¿quién no se encontraba un poco corrompido por dentro?. Quería creer en el amor, necesitaba escuchar que algo de ello se volvía realidad.

- ¿Cómo sabes que lo amás?- Preguntó escéptico.
- Porque cada vez que me mira a los ojos y me dice "te amo", mi corazón salta fuera de mi cuerpo, y creo que eso es mágico. - Contesté confiada.

Quedó callado, dolido por no haber cumplido la meta de amar, sin saber que no era una tarea que se cumplía a voluntad propia, sino que era puro sometimiento divino. 

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