domingo, 17 de julio de 2011

Demasiadas noches esperando que me quieras

Pedimos que el mundo de vueltas y no nos aburra, pero cuando estamos en el baile no queremos bailar. Queremos la felicidad sin el dolor y suerte sin la desdicha. Queremos todo sin querer perderlo nada. Perdimos el eje. No vemos la armonía en el caos.
Sos, soy, somos necios. No podemos pedir el cielo y no hacer ningún sacrificio, derramar alguna lágrima. Vivir sin sentir. No podes hacer oídos sordos al silencio, ni gritarle a la furia. Se escapa. Se va. Se te fue el tren.

La confianza o la des-confianza, la duda y la certeza. ¿Cómo volves a confiar?.

¿De qué me sirven las palabras?, ¿de qué me sirve el perdón?, ¿el reconocimiento del error?.. de nada. No cambia nada, no quita nada, sigue todo igual. Las palabras que son dichas y no ejercidas no me sirven. No te sirven. No sirven. No servís. Y a mí, ¿de qué me sirve que me entiendas?, al fin y al cabo, no cambia nada.
Vos no entendés lo que es querer, lo que es jugarse. Y yo tampoco, pero intento sentirlo, arriesgarme. Jugar para no perder.

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