sábado, 19 de febrero de 2011

Me gustas tanto que no sé por donde voy...

Bueno basta, enough. No quiero más buscar un romeo, me gusta él. Hoy lo vi a medias por una puerta de vidrio (patético) y quería estar del otro lado con él. La cuestión es que no entró al boliche, y yo sí. No fue planeado, yo sabía que podía llegar a ir y sabía que el iba. Pero no entró, y eso me descolocó (les dije, los cambios repentinos no me sientan bien, me pongo en estúpida, no reacciono...sobretodo cuando el chabon todavía no me gusta definitiva y exclusivamente). Iba a salir porque un amigo no entró y no daba quedarme sola, pero tardé mas de lo esperado porque me agarro una embolia parcial y lo perdí de vista. Una tarada mental soy, lo sé.
Lo quiero. Si, lo quiero. No es que estoy enamorada porque no lo estoy. No les voy a mentir, y menos a ustedes mis fieles lectores (?). Pero que se yo, tiene un no-se-qué que me encanta. Es inocente, es un bueno. No es de los buenos boludos... es de los buenos buenos, ¿entendés?.
Es natural, espontáneo y alto. Inteligente, muy. Capas para aprender cosas rápido, pero con demasiada pachorra como para implementar un cambio en su vida, necesita un incentivo, necesita una razón.. y cumple, siempre. Tiene un aire a 'niño' que encanta, hay que admitirlo. Es simpático y medio bobalicón. Hace chistes malos. MUY malos. Pero a mi me hace reír y olvidar de todo, y eso me encanta mil veces más que si fuese un comediante de primera escala o uno de esos rugbiers semi-monos llenos de anabolicos, rubios de ojos celestes.
Yo, loca.. Él, pacífico. ¿Qué más se puede pedir?:
Qué me quiera y se me dé.

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